“GONZALO GUERRERO EL PADRE DEL MESTIZAJE”
Gonzalo Guerrero, El Renegado, Padre del
Mestizaje, fue un marino arcabucero español, que viniendo en una de las
expediciones de conquista en el año de 1511, naufragó cerca de la costa de
Yucatán y fue -junto con el fraile Jerónimo de Aguilar- el único sobreviviente.
Al haber arribado a los territorios del gobernante maya Xamán Há, fueron capturados y sometidos como esclavos y sirvientes por varios años. Al correr del tiempo, como la actitud que tenía Gonzalo con los mayas, era muy diferente a la de Jerónimo -quien insistía en seguir con sus costumbres- Gonzalo se granjeaba la simpatía de sus captores, siendo respetuoso, inteligente y hábil; aprendiendo la cultura, el idioma y las costumbres del pueblo en donde por azares del destino había caído. Así las vidas del uno y del otro transcurrían de modo diferente.
Al haber arribado a los territorios del gobernante maya Xamán Há, fueron capturados y sometidos como esclavos y sirvientes por varios años. Al correr del tiempo, como la actitud que tenía Gonzalo con los mayas, era muy diferente a la de Jerónimo -quien insistía en seguir con sus costumbres- Gonzalo se granjeaba la simpatía de sus captores, siendo respetuoso, inteligente y hábil; aprendiendo la cultura, el idioma y las costumbres del pueblo en donde por azares del destino había caído. Así las vidas del uno y del otro transcurrían de modo diferente.
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Tomó por esposa a la princesa Zazil Há, hija de Na Chan Can; y adoptando con beneplácito los ritos y las costumbres mayas, se dejó perforar las orejas y hacerse las mutilaciones y los tatuajes rituales propias de su nuevo rango, demostrando según “el costumbre” su desprecio al dolor y a la muerte, incluso teniendo dolorosamente que aceptar que su hijita Ixmo fuera sacrificada como ofrenda pera los dioses.
Unos ocho años después, al regresar Cortés a estas tierras, para su sorpresa descubrió que los indígenas confesaban que había unos “castilianos” que habitaban tierra adentro. Y en efecto, en breves expediciones, encontraron a Gonzalo en grata convivencia con su esposa y sus hijitos ya mestizos y perfectamente adaptado a lugar, a su gente y a sus costumbres, y además… sumamente resentido con sus paisanos, por haber sido testigo de los crímenes que habían sido cometidos contra los mayas que ahora eran su pueblo. Muy comprensible es su rotunda negación de regresar con ellos, desde luego afrontando sus consecuencias y siendo llamado renegado, traidor, hereje y apóstata. Jerónimo en cambio —con su carretada de creencias a cuestas— no vaciló en adherirse a quienes les rescataban.
El Renegado fue desde entonces apodado; y
convirtiéndose en férreo defensor de su nueva familia y nacionalidad, fue
especialmente belicoso contra tales injusticias, armando inteligentes ejércitos
que dificultaron durante muchos años la conquista de las tierras mayas.
Años más tarde, en una batalla contra las huestes de Pedro de Alvarado, la flecha de una ballesta española se incrustó en su ombligo traspasándolo de lado a lado. Más tarde, un disparo de arcabuz fue quien terminó con la vida de aquel valiente hombre que fue el primero en defender a nuestras gentes del asedio y las injusticias de los conquistadores.
La crónica posterior que narraba “… y andaba este español que fue muerto difunto, labrado el cuerpo y en hábito de indio…” pudiera ser el epitafio del digno padre del mestizaje mexicano que luchó por la independencia de nuestro pueblo.
Años más tarde, en una batalla contra las huestes de Pedro de Alvarado, la flecha de una ballesta española se incrustó en su ombligo traspasándolo de lado a lado. Más tarde, un disparo de arcabuz fue quien terminó con la vida de aquel valiente hombre que fue el primero en defender a nuestras gentes del asedio y las injusticias de los conquistadores.
La crónica posterior que narraba “… y andaba este español que fue muerto difunto, labrado el cuerpo y en hábito de indio…” pudiera ser el epitafio del digno padre del mestizaje mexicano que luchó por la independencia de nuestro pueblo.
Así se trasformó el aspecto del español al momento de integrarse al pueblo maya.
Esta fue la travesía que vivió Gonzalo Guerrero para llegar a México.
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